Domingo en la tarde, sentado frente a mi iMac, hoja en blanco, pensando en el próximo Uepa Blog, Morena Mía en el iTunes y una taza de rico café orgánico recién colado a mi lado. ¿De que más podría escribir, sino de ese precioso líquido negro como la noche, que despierta y calienta el alma?, Energía invisible que recorre mis venas cada mañana, despertando cada célula de mi cuerpo, elixir que me tonifica para la batalla diaria, sea en el trabajo o en el gimnasio.
En «juventud» nunca fui un bebedor de café. Fui forzado a este elixir, no sabía lo que me perdía, por Luigi, mi abuelo. En aquellos tiempos, 1996 circa, vivía con mi abuelo. Su estado de salud era un poco frágil y yo era el que lo sacaba a pasear, la ruta clásica consistía en ir a comprar el periódico y luego la parada obligatoria en un bar, donde el pedía un expresso. El sufría de gastritis y el médico le tenía prohibido el café, sin embargo, él todos los días se paraba en su bar a «mojarse los labios» y obviamente sentía la necesidad de compartir el bienestar de su rica taza de expreso con su querido nieto, que no entendía un carajo y sólo bebía refrescos de dieta. Bueno, la cuestión es que, a base de tanto insistir, fui probando hasta que obviamente, me gustó. No hay duda que los gustos son adquiridos, uno aprende y entrena su paladar.
Luego de esa experiencia, mi consumo de café fue en aumento, sobre todo cuando probé un ciclo de ECA Stack, el que tiene un tiempo en un gimnasio lo recordará, era el combo máximo para perder grasa, consistía en 25 mg de efedrina hcl, una taza de café y una aspirina…¡uff las noches sin dormir! Aunque en esos tiempos consumía café de forma excesiva, (no era raro beberme 5 y 6 tazas al día) nunca dejé el «vicio» y hoy continúo tomando de 1-2 tazas al día. Pero por fin, a ustedes les da tres pitos mi hábitos de consumo de café, lo que quieren saber es si es bueno, si es malo, si ayuda al gimnasio y cuanto debería beberse en caso afirmativo.
El consumo de café tiene sus opositores, principalmente entre los varios “Drs. Granola”. Nunca olvidaré un artículo en una revista de fitness que se publicaba en el país, un artículo de más de dos páginas de un famoso “Dr. Granola”, acabando con el café y la cafeína, llegando tan lejos a decir que no mejoraba el rendimiento de los atletas. Sin embargo, en el último párrafo del artículo, hablaba de un producto, importado por el propietario de la revista, que contenía cafeína, pero esta era «buena» porque era otro tipo de cafeína y obviamente, esta cafeína sí era saludable y mejoraba el rendimiento…. Ok.
Siendo objetivos, esto es más o menos lo que hay con el café y la cafeína. Tengan en mente sin embargo, que el café es uno de los productos del que más estudios conflictivos hay. O sea, hoy se prueba algo en un estudio, mañana es lo contrario. Entre las varias razones para esto podemos citar las diferencias genéticas, de salud, de estilo de vida de los individuos, así como diferencias en cómo el café es cultivado, preparado, etc…
Lo Malo
es peor aún, ya que la cafeína se remueve químicamente.
Lo Bueno
Así que ya saben, no sólo no hay nada de malo en tomarnos una tacita de café orgánico por la mañana, con un sobrecito de Stevia, sino que también lo podemos usar antes de ese entrenamiento de piernas. Aparte a todos los posibles beneficios del consumo moderado, junto a un estilo de vida saludable, está el beneficio del rico aroma y el rico sabor.
¡Dios mío! Cada vez que saboreo un buen café, es como si hubieran colado un poco del cielo y me lo estuviera bebiendo en ese momento. El café, es de las pequeñas cosas que hacen la vida placentera.
Articulo original publicado en www.uepa.com