«Checo, recomiéndame un entrenador personal, conocí uno, pero no esta muy en forma y no confío en él». O puede ser algo así: «Checo, me está entrenando Papito X, el que quedó en segundo lugar en Mr. La Feria del Metro».
Lo que nos lleva a una encrucijada, hoy en día, para la mayoría de las personas que no están acostumbradas a entrenar y para muchas que tienen años perdiendo el tiempo en el gimnasio, lo ideal es que entrenen junto a un instructor que los guíe. Personalmente pienso que es lo más recomendable para cualquiera que pueda pagarlo.
Ahora bien, el problema está en la calidad de los instructores. Con un buen instructor, tu cuerpo dará cambios que nunca pensaste posibles. Con un instructor malo, perderás tiempo y dinero (en el mejor de los casos para no ver ningún resultado), en el peor de los casos, ¡te lastimarás!.
Hay varios tipos de entrenadores personales:
1) Los Dioses. Estos tipos de entrenadores por lo general son bien estudiados, muchas veces hasta son médicos o con títulos en fisiología del deporte u otras cosas con nombres igual de exóticos. Por lo general, ellos son los que tienen todas las verdades, muy teóricos, pero muy comúnmente son los primeros que nunca han hecho una sentadilla y mucho menos saben como enseñarle a un cliente como hacer una correctamente. Sin embargo, por su labia logran convencer a cualquiera de que son los mejores y fácilmente ganan un debate con personas con más experiencia. Por lo general estos tienden a no estar demasiado fuera de forma, pero tampoco tener cuerpos de atleta y seguramente muy lejos de lo que deberían en base a sus conocimientos.
2) Los Fisiculturistas. Al igual que los dioses, estos creen tener todas las respuestas y saber todo. Al contrario de los dioses, estos por lo general tienden a tener mucha práctica (aunque no siempre sepan entrenar bien) y muy poca teoría, para no decir ninguna. Lamentablemente en la mayoría de los casos se trata de personas muy dotadas genéticamente que entrenando mal, comiendo plátanos y bebiendo Anabolex logran cuerpos espectaculares, pero en la realidad no están preparados para entrenar a nadie más que a ellos mismos. Estos, mientras estén entrenando activamente son los que mejores cuerpos tienen, por lo que logran conseguir seguidores sobre todo entre los más jóvenes.
3) Los Cómodos. Este es el tipo más común en nuestros gimnasios. Por lo general son individuos que aparentan no haber levantado una pesa en su vida, tienen muy poca experiencia práctica y por lo general la errónea. En cuanto a la teoría aún peor, en el mejor de los casos el único contacto que han tenido es con los cursos de Personal Trainer de esas asociaciones gringas que aún recomiendan dietas a base de 60% de carbohidratos, los cuales no son más que una formalidad para sacarle dinero a los entrenadores. Por lo general su único interés es cobrar el cheque de la quincena y tiene muy poco interés y/o motivación para mejorar profesionalmente.
4) Los Aspirantes.Son por lo general los más jóvenes, que tienen un interés real por aprender, mejorar profesionalmente e incluso practicar el estilo de vida que venden. Sin embargo, solo están expuestos a información desfasada y vienen desmotivados hasta el punto que por lo general pasan a ser parte de «Los Cómodos».
5) El «Coach». El «strenght coach» es alguien que guía a otros en la planificación de su acondicionamiento físico y de salud. No se limita sólo a la hora de entrenamiento en el gimnasio, más bien guía a la persona en el estilo de vida necesario para que saque el mejor provecho de esa hora en el gimnasio. El Coach practica lo que predica, y por lo general es una persona en excelente estado físico, excelente salud que inspira mucha confianza y optimismo. El coach mezcla años de experiencia con conocimientos teóricos, tanto de ejercicios, nutrición, suplementación, dopaje y estilos de vida en general. Por lo general prefieren «cancelar» un cliente que no se ajuste a sus demandas que continuar cobrando por cobrar a alguien no aplicado. El coach sabe, viendo tu postura, viendo como caminas, viendo como haces algunos ejercicios, cuales son tus debilidades, tus desbalances y sabe cómo corregirlos.
Muchas de estas descripciones, llegan a ser un poco drásticas y es probable que encuentres personas que son mezclas de las pasadas descripciones, pero más o menos tienen una idea de lo que me refiero. ¿Entonces como saber si un instructor es bueno? Es bien difícil, teniendo un ojo entrenado, puedo verlo por como entrena a los clientes, como le enseña los movimientos y otras cosas, que lamentablemente, el que no sabe de ejercicios, no podrá notar. Tampoco descartes alguien con relativamente poca experiencia, siempre y cuando tenga un mentor, hay muchos aspirantes, que trabajan con verdaderos maestros y tienden a aprender rápido.
Aun así, hay otras cosas a tomar en cuenta. Es bueno sentarse a hablar con tu posible instructor y no dejarte intimidar. Cuando él termine de hacer preguntas, si las hace, pasa tú al ataque. Investiga qué estudios tiene en el área, cuánto tiempo tiene él entrenando y cuánto tiempo tiene entrenando clientes. Si te dice que ahora mismo no entrena, pregunta porqué, pregunta cómo se alimenta, si bebe, si fuma, si se da los bonches, y realmente qué estilo de vida lleva. Pídele información de sus clientes, cuántos tiene, pídele referencias, o sea clientes actuales que puedan atestiguar por él. Investiga qué clase de seguimiento él da a los progresos, qué tipo de motivación, cuál es su filosofía de entrenamiento. Aunque no seas experto en ejercicios y nutrición, hay cosas que son demasiado obvias y te dirán qué clase de persona es.
Algunas recomendaciones a la hora de contratar un instructor:
1) Aunque un instructor no necesariamente debe estar roca piedra, él mismo debe tener un cuerpo por lo menos atlético, en pocas palabras, verse como que entrena. Debe tener bajo porcentaje de grasa y músculos tonificados.
2) Siguiendo el mismo hilo del punto 1, un buen instructor debe practicar lo que predica. Un buen instructor tiene tiempo para hacer ejercicio, y lo hace, come saludablemente, no fuma, no bebe en exceso, no amanece de parranda. Un instructor es como un cura, no debe ser perfecto, pero para guiar el rebaño, debe dar el ejemplo a seguir en público y en privado.
3) Nunca contrates un entrenador que habla por el celular mientras atiende un cliente o habla excesivamente (chercha) con otras personas en el gimnasio o con el mismo cliente. Un buen entrenador no cobra para ser tu amigo o psicólogo en el gimnasio, esa hora que pagas es para que te saquen la m….. ¡y mas nada!
4) Si los ejercicios que te ponen te permiten hablar mientras levantas las pesas, si no terminas la rutina mareado, cansado o con una leve náusea, probablemente tu entrenador no es bueno.
5) Si tu entrenador no te cambia tu rutina cada 3-4 semanas, hay problemas.
6) Si tu entrenador te pone a hacer cardio, antes de las pesas…. ¡olvídalo!
7) Si el entrenador no te evalúa físicamente, no sabe lo que hace.
8) Pregúntale si él hace y pone a sus clientes a hacer sentadillas y peso muerto, la respuesta correcta es sí a ambas cosas, aunque debe precisar que no todos los clientes están en condición para empezar con estos ejercicios, pero que la meta es, eventualmente acondicionarlos para que puedan hacerlo.
9) Dile que te enseñe cómo él hace sentadillas, si las hace en una máquina o no las hace «c… al piso», no sabe que está haciendo.
10) Según Charles Poliquin, el maestro de todos los maestros, un buen instructor acondiciona a cualquier cliente, en 3 meses, para que haga 12 pull-ups (ósea levantar tu peso 12 veces mientras cuelgas de las manos agarrado a una barra)
En fin, esta no es una guía infalible, pero espero que les sirva de ayuda a la hora de seleccionar un entrenador. De la misma manera espero que muchos entrenadores lean esto y se vean motivados a mejorar tanto para ellos mismos como para sus clientes. Sé que algunos pudieran sentirse ofendidos, pero en ningún modo es lo que busco, ya que la mayoría son amigos míos personales. Por el contrario, la idea es que los clientes reciban un mejor servicio, ¡para que todos en la industria del fitness ganemos!
Articulo original publicado en www.uepa.com